Agosto 2024

Ago 1, 2024 | 0 Comentarios

Por Elisa Villavicencio | Matemáticas Aplicadas, UNAM

La sesión del mes de agosto se llevó acabo en un lugar nuevo, muy acogedor y que nos recibió con aroma a incienso. La especialista que dirigió la sesión sobre psicoterapia corporal fue la psicóloga Mariana Domínguez, una persona que no solo está muy preparada en el tema, sino que también inspira mucha confianza.

Desde el inicio de la sesión la presentación Mariana nos dijo que, si así lo queríamos, podíamos quitarnos los zapatos para tener un contacto más directo con el suelo. Luego, durante el transcurso de ésta nos explicó de una manera muy dinámica los 5 niveles de arraigo, que es una herramienta útil para lograr enfocarnos en el aquí y ahora. El primer arraigo es el físico, en el que aprendimos cómo simplemente con la respiración y plantando bien nuestros pies al suelo podemos arraigarnos a la tierra y así compartir la energía de ese momento. El segundo arraigo es el emocional, el cual nos permite analizar nuestras reacciones o sentimientos del presente para saber cómo o por qué fue que aprendimos a relacionarnos de esa manera y así canalizar mejor esas emociones.

Después de eso tuvimos un breve receso para tomar café y regresar con más energía para la parte que a mi parecer fue de las más vulnerables de la sesión pues se nos explicó cómo poder distinguir el desarraigo mental cuando nos vengan a la mente frases que contengan las palabras “nunca”, “siempre”, “todos”, “nadie” o alguna otra que nos lleve a generalizar. Así, una vez identificado ese desarraigo, con las herramientas del arraigo físico podemos gestionar esas emociones de una mejor manera.

La explicación del arraigo a nivel de voluntad nos permitió entender que algunos de los dolores físicos que sentimos pueden ser indicadores que nos da nuestro cuerpo de que lo que estamos haciendo es algo que perturba el equilibrio de la voluntad externa y la interna. Me pareció muy interesante que el cuerpo nos hable de manera tan clara, solo hay que aprender a escucharlo y buscar alternativas para actividades que tenemos que hacer, pero que podemos cambiar la intención con la que las hacemos.

El último nivel de arraigo es el espiritual, que representa el conectar con un ser superior a nosotros. No tiene que significar nada religioso, solo es buscar esa sensación de que pertenecemos a algo más grande que aportamos a eso.

Al final, Mariana encendió una vela para ponerle una intención y mientras escuchábamos una suave melodía, cada unx dijo alguna reflexión, enseñanza o agradecimiento que tuvimos a partir de todo lo que habíamos aprendido. Esto en mi opinión, fue el cierre perfecto para una sesión tan emocional y vulnerable para todxs.